La actividad turística es uno de los fenómenos socioeconómicos más determinantes e influyentes de los siglos XX y XXI. Y todo apunta a que seguirá siendo así en el futuro. Según las previsiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2030 se alcanzarán los 1.800 millones de viajeros internacionales. El ritmo de crecimiento del turismo a nivel mundal en los últimos años ha sido vertiginoso: 2013 se cerró con más de 1.087 millones y este año se espera superar los 1.100 millones.
Y es que el avance es cada vez más rápido. En 1950, la proporción de desplazamientos internacionales sobre el total de la población mundial era del 1%, mientras que en 2014 superará el 15%, según los datos recogidos en el estudio “La Eficiencia del Modelo Turístico Español”, elaborado por la Escuela de Organización Industrial (EOI) en colaboración con la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y la cofinanciación del Fondo Social Europeo (FSE).
En el ámbito a nivel nacional también se ha producido un crecimiento espectacular cambiando por completo el turismo en España. En 2013, se llegó a la cifra histórica de 60 millones de turistas extranjeros, y se prevé superar los 64 millones al cierre del ejercicio.
A pesar de estas espectaculares cifras, la actividad turística no funciona como se debería esperar. Se han producido desajustes que arrastran problemas en la actualidad, por lo que es esencial imponer un cambio. “El turismo es eficaz pero no eficiente”, afirma Manuel Figuerola, coordinador del estudio y director del Doctorado de Turismo de la citada universidad. Se detectan síntomas de debilidad en factores como la formación, la calidad y muy especialmente en la rentabilidad, afirma Figuerola.
El informe propone impulsar correcciones en el modelo, que pasarían por una remodelación de los productos. Así mismo, el estudio muestra una especial critica por la obsesión que existe en centrarse casi exclusivamente en lo cuantitativo.
Con el estudio, “lo que proponemos son claves para alcanzar un nivel más alto de gasto medio, mejorar la estancia media y la calidad de los servicios y productos que se consumen”, comenta Figuerola. Y añade que esto se consigue “mejorando los procesos de cambio, de innovación, formación, inversión en nuevos productos y apostando por la tecnología en las empresas”.
El estudio recalca la necesidad de innovar y romper con viejos patrones. “Quien no cambia termina quedándose obsoleto y eso le está ocurriendo al turismo español. No hay nada innovador que sea diferente a lo que se ha vendido siempre”, señala Figuerola.