La industria turística en España está en crecimiento. Las cifras de extranjeros que visitan nuestro país han desbordado las estadísticas y han crecido por encima de los 63 millones. A esto se une que los visitantes han incrementado el gasto medio en sus destinos de vacaciones. Una situación que afianza la fortaleza que atraviesa el sector turístico en España, que ha sido uno de los principales motores económicos, incluso, en los momentos más profundos de la crisis, afianzándose como una de las vías de la recuperación económica del país.
España tradicionalmente ha explotado lo que se conoce como el turismo de «Sol y playa», que han asentado a Cataluña, Baleares, Canarias y Andalucía como los destinos más demandados de la geografía española. Con este marco no es difícil decantarse por impulsar empresas cuyo objetivo profesional esté relacionado con el sector turístico y pensar que con toda probabilidad puedan llegar a tener éxito.
Sin embargo, este auge empresarial dentro de la industria turística no debe olvidar que a pesar de los magníficos datos que avalan la buena salud que tiene el sector, es necesario aportar un valor añadido de calidad e innovación en el mercado que deje atrás las características del rígido turismo tradicional, que a pesar de que ha cumplido sus objetivos con creces es susceptible de ser mejorado y que siga así su línea ascendente.
Toda inversión que se haga en la mejora de la calidad de los servicios turísticos repercutirá indudablemente en el asentamiento de los mercados tradicionales como Francia, Reino Unido y Alemania, pero además contribuirá a desarrollar la presencia de otros países dentro de nuestras fronteras así como llegar a mercados emergentes que ayuden a seguir aumentando los ratios de esta industria.
Estos esfuerzos deben ir ligados a la innovación, que debe erigirse como guía a seguir para profundizar en las experiencias turísticas y mantener el nivel más alto de competitividad y eficacia. De la mano de las tecnologías de la información se puede mejorar cada detalle de la experiencia del viajero.
Se trata de una tendencia de futuro que está viviendo ya su presente. Una sinergia que ha empujado a la creación de los denominados Smart destinations , una evolución de las smart cities que busca identificar los destinos que hacen hincapié en la accesibilidad, la tecnología, la innovación y la sostenibilidad que los caracterizan como destinos inteligentes.
Esta unión entre tecnología, innovación y turismo también debe ser la base de aquellos proyectos que busquen dar un valor añadido y de calidad a los turistas, alejándolos de una imagen obsoleta del sector.
Este nuevo impulso a la industria turística tiene como principal objetivo alcanzar una experiencia de viaje más placentera y apetecible, una máxima que debe hacer suya cada una de aquellas compañías del sector que pretenden consolidarse dentro del mismo y que buscan que el turismo siga siendo uno de los ejes vertebradores de la economía.
España lleva más de una década en el ranking de los países más visitados del mundo. Si se continúa con esta tendencia alcista; se apuesta por la innovación y la tecnología en el sector que contribuyan a mejorar la calidad y la formación del servicio; y se incorporan nuevas estrategias comerciales; y se potencian nuevos mercados como el turismo de compras o de salud, es bastante probable que España no se baje del top ten en los próximos años.